El organismo entero concetrado en las manos. El organismo entero en plena ebullición.
Todas y cada una de las neuronas arremolinadas en los largos y finos dedos que, diestros, se disponen a dejarse llevar sumidos en un taciturno trance.
La echo de menos soberanamente.
Un día la cámara rodó y terminé fotografiando mis manos;
entonces empecé a verlas como un paisaje.
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