Friday, January 14, 2011

14012011

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No lograba entender cómo aquella estúpida idea -por llamarlo de algún modo- había logrado hacerse un hueco de tal magnitud en su cabeza. Solo sabía que un deseo irrefrenable había brotado como de la nada, por generación espontánea podría decirse, en alguno de los lóbulos esponjosos de su cerebro, había ido germinando alrededor de su córtex cerebral y, como una mala yerba, se hubiera dado a la colonización extensiva de sus cervicales y parte de su espina dorsal hasta llenar los oquedades de su tórax y apresar al corazón en un angustioso y estrecho abrazo que solo permitía latidos que bombearan sangre en nombre de aquellos rizos trémulos, de aquella nariz chata y salpicada, de aquellos jugosos labios rojos, de aquel cuerpo menudo y palpitante...

Aquella idea había conquistado cada una de sus extensiones vitales y no la dejaban actuar con voluntad propia. Sentía su libre albedrío coartado, sentía como si hubiera estado videando "Picnic" en 1957 y en lugar de a comer palomitas de maíz y a beber Coca-Cola, un malvado James Vicary la hubiera instado a amar a aquel joven, mediante la repetición de la sentencia "Hungry? Eat him!" de manera subliminal. Suspiró y meneó la cabeza incrédula. Era incapaz de reconocer ante sí el hecho de que se había enamorado como todas aquellas tontas a las que llevaba difamando años.



Apiádate de mí, musa, y dame alas para ascender a lo inmanente con un trazo; dame pies ligeros para hollar las pantanosas sendas de la fama sin hundirme y perecer emborrachada del cieno del olvido.


1 comment:

manolito said...

Que me gustan estas radiografías anatómico-sensoriales...

bs!!

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Elle est enchantée quand elle voit lui...
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