Dicen.Dicen.Dicen.
Pero del dicho al hecho, hay un trecho, al igual que del suelo al techo. O del techo al cielo.
Ojalá no dijeran que va a nevar y nevara sin más.
Y la ola de frío polar nos cogiera sin tabla de surfear, sin abrigo y sin ganas de nadar.
Y que el cielo se pusiera blanco, como decía mamá, blanco de nieve.
Nieve y frío polar.
Los copos comenzasen a caer sin freno, a caer sin tiento.
Y cuajase y al salir resbalase y del frío no pudiésemos andar.
Ojalá viniera una ola de frío polar.
Ojalá vinieras tú con la ola de frío polar.
Ojalá tú y yo.
Y te guarecieras conmigo en la vorágine de sábanas níveas y frías...
Hasta que la ola se fuera y la nieve se derritiera.
Pero ni nieve ni tú.
Solo la ola de frío y un crudo viento polar vendrán.
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