Sus pupilas conectaron desde los dos extremos de la sala multitudinariamente poblada. Algo incendió sus almas y lo negro de sus ojos se convirtió en uno a lo largo de varios metros. Se pusieron en pie al unísono. Ella caminó grácil pero perezosamente, sorteando a aquellas figuras grises sin apartar la mirada. Él avanzó a empellones seguro y varonil, sin arredrarse, sin dejar de mantener el contacto visual. Y a medio camino, sus ojos desconectaron y sus labios y sus cuerpos se fundieron en uno solo.
La obra que aparece sobre estas líneas es del artista polaco Jarek Puczel y se titula Lovers. Mientras me lees, puedes (y debes) escuchar Electronic Renaissance, de Belle & Sebastian: toda una joya. Pronto volveré (prometido).
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