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Friday, April 9, 2010

ROSA, -AE


Creo que no me hallo en mi sano juicio: es viernes por la tarde de un precioso, luminoso aunque algo ventoso día del primaveral abril en Sevilla. Es cierto que tengo trabajo de por medio, un "leve" (lo llamaré así para sentirme segura y no comenzar a panicar antes de tiempo, que para el miércoles aún queda muchísimo -já!-) examen de lingua latina y Cultura Clásica y ese tipo de cosas que hacen los universitarios en períodos de entre exámenes. Es cierto que, como he dicho, hace bastante viento y al sol hace ya un bochorno más que considerable. También es cierto que tengo un fin de semana para leerme íntegramente la apuléyica obra denominada Las Metamorfosis o El asno de oro (también renombrada por una servidora como El Borrico Áureo, nombre mucho más bonito, comercial y atractivo, sin lugar a dudas).

No obstante, ninguna de esas posibles objeciones deberían haberme detenido de vaguear de manera manifiesta. Aún así, hoy, estoy en la biblioteca de la Universidad escribiendo un bonito texto acerca de La Odisea y contemplando las maravillas del buen tiempo a través de un inmenso ventanal: el bailes de las hojas de los eucaliptos, el límpido cielo azul, el contoneo de las margaritas entre la alta hierba y la tibia luz solar que templa el césped sobre el que podría debería yacer ahora mismo (no podéis negarme la calidad de la vena poética que a veces me sale).

Sé que esto es un ADV (asco de vida, para los que no lo identifiquen), pero es lo que hay cuando una se levanta con cargo de conciencia y la vena responsable, tras unas vacaciones prolongadas voluntariamente y dos días de vagancia intensiva, en los que se incluyen actividades tan poco fructíferas como el visionado de todos los capítulos de Lost atrasados (¡Dios salve a Desmond Hume por arreglar con el 6x11 toda la -hasta ahora- aburrida temporada final!), la visita al Starbucks en pos de merendar deliciosas muffins de arándanos o la adquisición de complementos poco funcionales pero inmensamente adorables (¡Gracias, Oysho, por ese mi precioso canotier como el del barquero de Monet de ahí arriba!).

Y con esto, me despido y vuelvo a la tarde de estudiante modelo (y harto empollona, para qué negarlo, esto es o de empollón o de empollón) que he decidido tener en el día de hoy, sacrificándome por Homero, la Cultura Clásica, la lingua latina y esas cosas. Esperemos que mi "grandísimo" esfuerzo sea recompensado con un examen más que aprobado el mercoledi.


Ale, sed felices y no hagáis el imbécil como yo y disfrutad de las tardes de primavera que se presenten antes de que el calor impida salir a la calle e implique derretirse.


Sunday, March 14, 2010

14032010


Estoy metida en un vórtice espacio-temporal que me devuelve al mismo punto una y otra vez, pero con agravantes peores cada vez.

Después de una semana, me encuentro en el mismo domingo de la semana pasada: de nuevo con los libros de Arte abiertos frente a mí llamándome: "¡Somos las vanguardias! ¡Te queremos sacar el alma por la nariz con un palito!" y, francamente, tengo miedo. No es normal que los días se repitan del mismo modo, semana tras semana (supongo que todo eso es culpa del maldito refrán ese de No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy, y se ve, que yo he postergado demasiado mis obligaciones).

Estoy harta de mi maldita universidad, de mis profesores y de las tareas que se sacan de la manga (deben tener complejo de David Copperfield o Tamariz, yo qué sé), de que la gente sea desagradecida y no sea capaz de reconocer los detalles (odio a esa gente), también estoy harta de ti y de muchas otras cosas, tales como levantarme temprano, aburrirme por las tardes o no poder comer chocolate cada cuatro minutos.

¡Ojalá viniera un aire endiablado y se llevara volando a unos cuantos (aquí es donde saco mi odio hacia la existencia humana)!

No obstante, este estado de ánimo es fructífero: me apetece volver a dibujar y a escribir, mi ánimo para ser culturisaturizada vuelve y me siento bien conmigo misma como persona (¡toma ya! ¡Eso demuestra mi alto nivel de autoestima! wajajá). Por ello, como hoy me siento bien conmigo misma, voy a darme un lujo de vanidad y voy a deleitaros con una fotografía de Scott Schuman que me chifló: The Artist Lunch. A veces, el pobre, se deja llevar por la bobería de fotografiar a las petardas de las voguettes y gente de tal índole, pero a veces consigue realizar fotos bonitas (quién rechiste, se entera).

Ale, sed felices y disfrutad del sol mientras otros escribimos sandeces al respecto de Picasso, Munch, Miró o del grandísimo Dalí (uno de los pocos deleites del día de hoy): ¡me vuelvo a mi vórtice (xD)!.

Sunday, November 30, 2008

Étudiantesse




Estudiando. Relajadamente.
Como si fuera verano, pero con el viento del más crudo invierno rozando los edificios aledaños.
Pero no importa, las luces de la ciudad se encienden y mi espíritu se arrebuja.
Wilkie Collins, jazz de fondo -algo de Davis o de Coltrane y Chet Baker tocando "My Funny Valentine"- y una taza de té tibio.
Incluso el más tedioso de los trabajos, con esas perspectivas se hace fácil.
Es Domingo. Es invierno. Aún así, "Good Vibrations" -a los Beach Boys- y "Good Expectations" -a lo Charles Dickens.


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