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Wednesday, November 24, 2010

24112010


- A veces odiaba a los poetas. Otras, odiaba a los filósofos. Pero, sobre todas las cosas y a cada momento, odiaba a los físicos. Ellos siempre tenían ese halo de saber en qué consiste el mundo, ese aura de conocer sus entresijos y aspectos y detalles que los demás mortales ni por asomo intuyen. ¡Malditos intelectuales empíricos! Creyendo siempre que cuanto más saben, más felices son. Solo son unos humanos más pertenecientes a la clase de los nec, necis. Lo que hacen con todo ese estúpido conocimiento es aumentar su hambre y su sed. Llegará un momento en el que el alimento de su voracidad de sapiencia se agote y sus cerebros se sequen y mueran. Entonces, será cuando nosotros nos erigiremos sobre la Ciencia, bailaremos sobre su tumba y el mundo y su composición nos importará un bledo. ¡Demos rienda suelta a la libertad y liberémonos del yugo de las ciencias exactas!- y un clamor enfervorecido apoyó su discurso.

Cosas de la vida, he vuelto (será que tengo que escribir un par de informes, no me sale redactarlos y me sale venir a volcar mis "penas" aquí, para variar). Supongo que pensaréis que lo de arriba es un cuadro simple, banal y hasta estúpido pero, para mí, tiene un je ne sais quoi que me encandila. Es de un yanki llamado Ellsworth Kelly que es muy molón. Han regresado mis antiguas adicciones al té (como todos los inviernos), a las series americanas y a la melomanía en general (Pauline en la playa yNouvelle Vague no dejan de estremecerme tímpanos y sesos).

Saludos a todos y a seguir bien (sí, os prometo que procuraré actualizar más a menudo y bla, bla, bla).


Thursday, May 20, 2010

LOST



Suponía que perderse era aquello. Nadie la conocía y ella no conocía a nadie. No obstante, los extraños posaban miradas curiosas sobre su figura menuda que, descalza, vagaba errante por callejuelas estrechas y pobremente pavimentadas.

No entendía a nadie y nadie la entendía a ella. Nadie la esperaba. Nadie la buscaba. Ni tan siquiera él. Estaba perdida en medio de un lugar alejado de lo conocido o de lo que se pretende conocer. Sin interés por regresar a aquello de lo que huía, atraída por el anonimato y el aislamiento de encontrarse imbuida en una cultura diferente y distante de la suya propia.

Estaba perdida y no le importaba en absoluto. Siguió caminando sin prestar atención a las exclamaciones de extrañeza de los lugareños en aquella lengua extranjera. Llegó hasta el mirador. El mar era cerúleo. Su extensión era infinita. Se mezclaba con el cielo en el horizonte. Estaba perdida y aquello era justo lo que quería. No iba a volver a allí de donde provenía jamás.




P.S.: El calor me ha dejado sin ganas de hablar de mí (en primera persona, al menos). De todos modos, la rutina ahora se hace boba e insulsa gracias a haber enfilado la recta final del curso (¡gracias, exámenes!).

¡Sed felices y no dejéis que los apuntes os engullan!


Tuesday, May 18, 2010

DEBT



Pestañeaba fuerte y rápido, muy rápido. Sentía la sutil caricia del párpado sobre su globo ocular en constante movimiento. La oscuridad aparecía ora sí, ora también en los pequeños intervalos en los que ambas membranas permitían que sus pestañas se ensañaran las unas con las otras en una especie de abrazo de un milisegundo.

Tras el constante aleteo, la pupila, febrilmente dilatada tras haber devorado al iris prácticamente por entero, deambulada de un lugar a otro sin saber en qué punto de la realidad fijar su atención; aquella atención que se mostraba indecisa e inconstante en aquel momento preciso.

El movimiento rápido se hizo patente y puso sobreaviso a su atención. Fue como un destello de sombra entre la luz blanca y cegadora que llegaba hasta su cerebro a través del contacto de las pequeñas células que colmaban y creaban aquel maravilloso cuerpo de niña que emulaba al de una mujer, el cual se había enervado ante la fugaz visión.

Lo vio y supo que ya no necesitaba ver absolutamente nada más. Un destello a la velocidad de la luz se coló en su mente y no quiso volver a salir. Lo recordaba perfectamente y sin embargo, sabía que jamás podría volver a encontrarlo, a toparse con él.

No obstante, acababa de aprender que, a veces, hay que olvidar las cosas que se saben y aprender otras nuevas. Volvía a estar ante ella, otra vez, no como una simple imagen en movimiento que captar con rapidez. No había movimiento en su figura, solo estatismo. De entre sus labios estriados y carnosos se escapó un simple "¡Hola!" que hizo que su cuerpo convulsionara, los párpados se abrieran de par en par y la pupila devorara de manera definitiva al iris... ¿Acaso sabía él quién era ella?





Lo prometido es deuda.


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